miércoles, 29 de enero de 2014

Frente a propagandistas: POLITICA

Dice Roberto Sánchez Ramos en Asturias Diario que el próximo 1 de febrero todo lo que acordaron con el PP se habrá cumplido. Ante la carcajada general yo sostengo que no miente, es más, creo que sobran días. Para cambiar de destino un millón escaso de un presupuesto que tiene más de doscientos hace falta poco talento y escaso criterio. Tenga en cuenta el lector, que dice Rivi que lo suyo es lo social y que de lo demás no se ocupa, pero es que sólo el área social cuenta con casi 14 millones de euros y que lo que le cuesta al PP cambiar uno de esos catorce es lo que le lleve a Reinares firmar un trámite. Eso si, lo que el PP entiende, ha entendido siempre y entenderá como área social de un Ayuntamiento no incluye ni la educación, ni el empleo, ni ninguna otra cosa que no sea la obligación legal de sostener unos servicios sociales municipales. No es política social, es beneficiencia a la antigua usanza y no pretende superar desequilibrios sino cubrir el déficit de las conciencias. Eso Rivi ni lo ha cambiado ni lo ha pretendido cambiar, lo ha compartido. Pero la exagerada desigualdad social, la alarmante brecha abierta entre ciudadanos es el verdadero y casi único paisaje de este momento de la crisis. Una cosa al menos, sabemos y ha quedado clara: los fabricantes de titulares son inservibles para el nuevo contrato con la gente. Los fabricantes de titulares son por naturaleza: cortoplacistas, hiperbólicos, redactores de relatos que confunden números con personas, lectores incapaces de distinguir las letras de menos de 30 caracteres, coleccionistas de espacios con valor en el mercado y sin valores sociales. Los fabricantes de titulares son aquellos que cuando mil familias de esta ciudad no acceden a una ayuda de becas, se ocupan de borrar el número estadístico de las páginas de prensa, pero ni siquiera han dedicado un minuto a preguntarse ni las razones ni los objetivos de esa ayuda pública. Yo creo que frente a eso necesitamos POLITICA, escrita así con mayúsculas, aquella cosa que nació con la “polis”, que nos convirtió en colectivo, en “tribu urbana” , que construyó una conciencia que perdura durante generaciones, la conciencia de que individualmente no somos nada sino lo es el conjunto y la verdad histórica de que sólo hemos progresado cuando hemos avanzado al mismo tiempo. Los fabricantes de titulares no luchan contra la desigualdad social, la dan por asumida. El PP lo tiene claro, ni le ocupa ni le preocupa. El PP nació para eso, para “destacar” al individuo frente a la masa, para imponer morales y creencias. No es de extrañar que su respuesta en el Gobierno haya sido la sordera, pero entretanto se han ocupado de llenar de piedras el camino de derechos que la conciencia colectiva entendió como consolidados, como propios de nuestra identidad Sin hablar de la reforma laboral, ni de la ley de educación, ni de la infamia del proyecto de la Ley del aborto, con la aprobación de la nueva Ley de Entidades Locales han perpetrado el penúltimo asalto a los derechos. Han dejado a los Ayuntamientos “desnudos” de respuestas ante la ciudadanía, les han dejado sin capacidad alguna – lo llaman competencias- de resolver los problemas de la gente. Han consolidado el papel benefactor como único espacio posible. Eso fue lo que firmó Rivi y el resto de su “troupe” Tal vez el cambio –el que se exige a gritos, lo oigan o no- no consista esta vez en proyectos urbanísticos inventados al calor de diseñadores de infografías, ni en insulsos mensajes de twitter aplaudidos por seguidores enardecidos. Tal vez consista simplemente en recuperar la idea de “polis”, que los propagandistas adulteraron.