La suerte de un determinado hostelero local parecía haber cambiado aquella fría tarde de invierno en Oviedo. Después de los sinsabores económicos que le generó la gestión del “Swing Jazz Club”, su amigo Juanín, le había conseguido una entrevista importante y le había insinuado una posibilidad económica cierta y sin riesgo alguno. Con unos apuntes que le prestó un amigo sobre grupos, giras y precios, se presentó en un edificio de la Calle Toreno y charló largo y tendido sobre la posibilidad de recuperar en la ciudad un ciclo de Jazz. Nada de estrecheces económicas y de repetir las austeridades que habían asfixiado intentos anteriores. Hay elecciones y hay dinero y con 133.000 euros públicos ¿ qué artista o grupo iba a dejar de venir a Oviedo cuando ya habían venido en otras ocasiones por menos de la mitad?. Quedaban, claro, algunos pequeños matices por cerrar. Quedaba la cuestión de una libre concurrencia de ofertas que suele ser habitual en las contrataciones públicas, quedaba por supuesto los posibles reparos de unos funcionarios públicos que en muchos casos tienen la mala costumbre de comprobar precios de mercado en estos casos. Pero todo eso quedó en resolverlo la “parte contratante” , al fin y al cabo dónde hay patrón no manda marinero y ¿qué representante o empresario musical de los que suelen arriesgar sus propios dineros iba a protestar en esta ciudad por tamaño apaño?, ¿que a un funcionario se le ocurría poner algún reparo?, otros estarán dispuestos a firmar lo contrario, sobre todo si es el Alcalde quien se lo pide. Para lo demás está la Concejala de Cultura, que para eso la hemos puesto ahí. Y así se recuperó el Jazz en Oviedo. Un buen ciclo para los críticos y los aficionados y una nueva mala práctica que sumar a la Zarzuela y a tantas y tantas decisiones personales de Gabino de Lorenzo, tejidas entre bambalinas, silencios y falta de garantías. Todo un ejemplo para la ciudadanía y una curiosa manera de promover todos esos “miles de puestos de trabajo y riqueza”, que según el Equipo de Gobierno permite nuestra cultura local. Lo cierto es que estos días al azulado “equipo de Gabino” se les acumula el trabajo de insultar. Dio el pistoletazo el propio Alcalde en su única aparición en el Pleno disparando contra el Presidente de la Unión de Consumidores de Asturias. Para el Alcalde toda esa defensa de los consumidores que está a punto de inhabilitar a una de sus Concejalas del Equipo de Gobierno es toda una inquina provocada por su socialismo militante que tiene manía al Alcalde. Luego le llegó el turno a Alicia Castro Massaveu, la otrora mano derecha de De Lorenzo Ferrera ha decidido darse de baja en su partido de toda la vida y claro, el Alcalde no encuentra otra explicación que no sea que se ha vuelto socialista de la noche a la mañana ¡quién nos lo iba a decir!. Ahora le llegó el turno al Presidente de los Comerciantes ovetenses. Su culpa haber dicho en voz alta lo que toda la ciudad sabe ya: que el Plan de Uría va a acabar con la mitad de los comercios de la zona. ¿ Cómo se atreve?...¡¡es un socialista seguro!!. Tengo para mí, que si la estrategia del Alcalde es llamar socialista a todos aquellos que osen criticar sus decisiones en los próximos meses, no va a quedar en esta ciudad ni un solo ciudadano digno del Partido de Rajoy. La verdad que para eso no necesitábamos a Cascos, ya no es que el “legendario” ex Ministro le quite al Alcalde votantes, es que son todos socialistas y así no se puede. De todas formas que no se preocupe el Alcalde, siempre quedarán los colegas de “Juanín”, el equipo “azul” de Gabino, para repartirle los folletos.