viernes, 27 de febrero de 2009

Suso y la torre


Recuerdo vagamente que este blog nació para contribuir a iluminar un Oviedo subjetivamente nuevo y por eso se tituló cuando Oviedo me sorprende, porque en numerosas ocasiones me sorprende.

Lo que me sorprende hoy y me agrada es la entrevista de Chus Neira a Tom Fernández en La Nueva España. Me gusta porque esencialmente referencia a un ovetense joven que ha hecho muchas cosas interesantes y que simboliza de una forma particular a toda una generación, que en mi opinión, hace y mueve un Oviedo que está ya lejos de la Calle Uría y de las "pasiones del alma", que en su momento apellidaron a ese Oviedín, del que nació la clase política que aún nos gobierna.

A mí me resultaría muy fácil hablar de una empatía hacia "La Torre de Suso". Al fin y al cabo nací en la cuenca, siempre me fui y regresé y siempre quise usar esa posibilidad personal de mirar al mundo desde algún alto o torre ( otra cosa es que no me haya atrevido).

Pero más allá de esa empatía/coincidencia que, como el propio autor reconoce, puede relacionarse con cualquiera, me quedo con una forma de humor inteligente perfectamente reconocible, que permite exponer al final, una forma de región y de ciudad que se parece poco al que se mitifica y mitifica en los medios y en las discusiones.

en fin, que os sugiero la peli y os apunto el personaje.

viernes, 6 de febrero de 2009

De Lorenzo y el caballo de calígula.

Comentaba esta mañana un dirigente sindical del Ayuntamiento de Oviedo, que en esta institución se ha llegado a unos niveles de "moralidad", parecidos a aquellos tiempos del Imperio Romano en que Calígula llegó a nombrar cónsul a su caballo.

Seguro que la mera mención del caballo nos llevaría a una asociación de ideas con el actual Alcalde de Oviedo, pero no era de sus caballos de Benia de lo que yo quería hablar hoy, sino de sus nombramientos en el Ayuntamiento que en los últimos tiempos se asemejan más a los devaneos de Calígula, que a los criterios que se esperan de un Alcalde democraticamente elegido.

El regreso del funcionario Agustín de Luis a la jefatura de la Policía Local tiene todos los ingredientes de una provocación consciente, de un enroque imposible y de una inmoralidad pasmosa. Es verdad que el personaje es oscuro de por sí y tiene un pasado de compleja interpretación, pero lo que de verdad resulta incompatible con cualquier cosa que se parezca al sentido común, es el regreso de un "capataz", que después de dejar un rastro de irregularidades, amenazas y conflictos, se escondió cuatro años como asesor del Alcalde, sin actividad ni puesto de trabajo, pero con un importante sueldo.

Ninguna de las circunstancias que en su día originaron su cese han sido aclaradas. Aquella galería de tiro que hizo sin licencia ha terminado en un "pufo" más para el Ayuntamiento. Como si del estribillo de una canción se tratara, aún no sabemos dónde están aquellas 300 balas que compró y como para justificar el lema de " si no quieres taza, toma taza y media", antes de que el Alcalde le nombrara, se encargó él mismo de aclararnos que " él seguía siendo el Jefe".

Se parece mucho a una de esas series de éxito con personajes amorales y ambiciosos que se complican más y más en cada episodio y que no conocen límite alguno en su camino. Siempre reaparecen cuando todo el mundo los da por muertos y siempre desaparecen cuando todo se pone negro.

Sí, estamos en los tiempos de Calígula. Hay quien afirma que el mandato de este emperador fue el principio del fin del Imperio Romano, pero cuidado porque duró aún un siglo más