jueves, 4 de diciembre de 2014

Obras en el colegio de las campas

Obras en el Colegio de Las Campas 2 de Diciembre del 2014 - Silvia María Menéndez Fernández (Oviedo) Como madre de un alumno del colegio público Juan Rodríguez Muñiz, me siento preocupada por las obras de ampliación que se van a realizar en el mismo, pero no más que en otras situaciones en las que mi hijo se ve implicado. Haciendo una extrapolación a otros ámbitos de la vida de nuestros hijos, seguimos confiando en los médicos que los atienden, aunque en ocasiones se equivoquen, y no creo que ninguno de nosotros le haya pedido al pediatra sus credenciales cuando lo llevamos por primera vez, sin embargo, confiamos en su profesionalidad. Son muchos los accidentes de autobuses que desgraciadamente se producen; no obstante, seguimos enviando a nuestros hijos en ellos al colegio. Yo he confiado en la empresa de autobuses que me han ofrecido en el colegio sin exigir antes todas las credenciales que la ley estipula en estos casos. Entiendo que las personas que han gestionado este servicio ya lo han hecho por mí. He confiado en ellas. Sin mencionar los coches, que nosotros mismos conducimos, sabiendo que son miles las personas que pierden la vida ellos. ¿Y los niños que se han lesionado en las excursiones escolares y/o actividades extraescolares de otro tipo? ¿Debemos por ello dejar de organizarlas y de permitir que nuestros hijos participen en las mismas? Para dar respuesta a estas situaciones solemos aplicar el sentido común. Con todo esto quiero decir que no tengo motivos para no confiar en el equipo de profesionales que están detrás de esta obra, que han elaborado un proyecto que ha superado todos los trámites establecidos por la ley. Dado el giro mediático que este tema ha ido tomando en las últimas semanas, he intentado recabar toda la información que he podido. En este tiempo he escuchado muchas cosas. Lo que más se oye son las críticas al inicio de las obras de forma inminente; pero si se escucha con atención se oyen más cosas. También somos muchos los padres que creemos que las obras deben empezar en los plazos que ya están establecidos; obras que ya se sabía hace mucho tiempo que se iban a realizar, y que muchos esperamos impacientemente, dado que de ellas depende la adecuación de las instalaciones al creciente número de alumnos. Por otra parte, también se oyen mucho las comparaciones con otras obras en el ámbito educativo. Concretamente, he oído hablar de un accidente en las obras de ampliación del Instituto de Enseñanza Secundaria de Infiesto. Dichas obras consistieron en la construcción de un nuevo edificio comunicado con el antiguo instituto. Es cierto que se produjo un accidente en esa obra, como desgraciadamente se han producido miles en otras tantas; sin embargo se sigue construyendo. No es comparable desde ningún punto de vista dicha obra con la que nos ocupa. Puestos a hacer comparaciones, hay otros centros de nuestro entorno en los que se han realizado obras de ampliación consistentes en la construcción de una nueva planta sobre el edificio existente, donde los trabajos se desarrollaron en período lectivo sin efectos nocivos de ningún tipo para la comunidad educativa. Un ejemplo es el Instituto de Enseñanza Secundaria de la Corredoria. Expreso mi opinión sobre estos dos ejemplos porque actualmente trabajo en el IES de la Corredoria, y con anterioridad también lo hice en el IES de Infiesto. Tras estas reflexiones, también quiero destacar que, una vez que se han hecho tantas críticas al conjunto de esta obra, comprendo que haya personas que no puedan evitar sentir temor ante el inicio de la misma. Es cierto que estamos hablando de niños, y por ello es difícil en ocasiones controlar un sentimiento de miedo y preocupación por su seguridad. Pero ahora es cuando más tranquilos podemos estar, dado que sabemos que van a ser muchas las personas que vigilarán el desarrollo de esta obra y que la seguridad de todos los implicados será la máxima prioridad. Por último, quiero expresar mi confianza en que esta situación se resuelva sin que se implique en esta disputa a los alumnos, niños que no tienen edad para participar de una crispación que no nos conduce a ninguna parte y sin que se nos tache de irresponsables a todos aquellos que confiamos en los profesionales que están implicados en el desarrollo de esta obra. Animo a todos aquellos que así lo deseen a expresar sus preguntas, estoy segura de que les aclararán sus dudas, igual que me respondieron las mías. .

miércoles, 18 de junio de 2014

miércoles, 29 de enero de 2014

Frente a propagandistas: POLITICA

Dice Roberto Sánchez Ramos en Asturias Diario que el próximo 1 de febrero todo lo que acordaron con el PP se habrá cumplido. Ante la carcajada general yo sostengo que no miente, es más, creo que sobran días. Para cambiar de destino un millón escaso de un presupuesto que tiene más de doscientos hace falta poco talento y escaso criterio. Tenga en cuenta el lector, que dice Rivi que lo suyo es lo social y que de lo demás no se ocupa, pero es que sólo el área social cuenta con casi 14 millones de euros y que lo que le cuesta al PP cambiar uno de esos catorce es lo que le lleve a Reinares firmar un trámite. Eso si, lo que el PP entiende, ha entendido siempre y entenderá como área social de un Ayuntamiento no incluye ni la educación, ni el empleo, ni ninguna otra cosa que no sea la obligación legal de sostener unos servicios sociales municipales. No es política social, es beneficiencia a la antigua usanza y no pretende superar desequilibrios sino cubrir el déficit de las conciencias. Eso Rivi ni lo ha cambiado ni lo ha pretendido cambiar, lo ha compartido. Pero la exagerada desigualdad social, la alarmante brecha abierta entre ciudadanos es el verdadero y casi único paisaje de este momento de la crisis. Una cosa al menos, sabemos y ha quedado clara: los fabricantes de titulares son inservibles para el nuevo contrato con la gente. Los fabricantes de titulares son por naturaleza: cortoplacistas, hiperbólicos, redactores de relatos que confunden números con personas, lectores incapaces de distinguir las letras de menos de 30 caracteres, coleccionistas de espacios con valor en el mercado y sin valores sociales. Los fabricantes de titulares son aquellos que cuando mil familias de esta ciudad no acceden a una ayuda de becas, se ocupan de borrar el número estadístico de las páginas de prensa, pero ni siquiera han dedicado un minuto a preguntarse ni las razones ni los objetivos de esa ayuda pública. Yo creo que frente a eso necesitamos POLITICA, escrita así con mayúsculas, aquella cosa que nació con la “polis”, que nos convirtió en colectivo, en “tribu urbana” , que construyó una conciencia que perdura durante generaciones, la conciencia de que individualmente no somos nada sino lo es el conjunto y la verdad histórica de que sólo hemos progresado cuando hemos avanzado al mismo tiempo. Los fabricantes de titulares no luchan contra la desigualdad social, la dan por asumida. El PP lo tiene claro, ni le ocupa ni le preocupa. El PP nació para eso, para “destacar” al individuo frente a la masa, para imponer morales y creencias. No es de extrañar que su respuesta en el Gobierno haya sido la sordera, pero entretanto se han ocupado de llenar de piedras el camino de derechos que la conciencia colectiva entendió como consolidados, como propios de nuestra identidad Sin hablar de la reforma laboral, ni de la ley de educación, ni de la infamia del proyecto de la Ley del aborto, con la aprobación de la nueva Ley de Entidades Locales han perpetrado el penúltimo asalto a los derechos. Han dejado a los Ayuntamientos “desnudos” de respuestas ante la ciudadanía, les han dejado sin capacidad alguna – lo llaman competencias- de resolver los problemas de la gente. Han consolidado el papel benefactor como único espacio posible. Eso fue lo que firmó Rivi y el resto de su “troupe” Tal vez el cambio –el que se exige a gritos, lo oigan o no- no consista esta vez en proyectos urbanísticos inventados al calor de diseñadores de infografías, ni en insulsos mensajes de twitter aplaudidos por seguidores enardecidos. Tal vez consista simplemente en recuperar la idea de “polis”, que los propagandistas adulteraron.