jueves, 30 de junio de 2011

Hasta siempre, Ramonín




Hace apenas una hora me comunicaron el fallecimiento de nuestro compañero Ramón Quesada. A pesar de los años, sigue siendo uno bastante inútil en la tarea de amortiguar este tipo de golpes, por muy esperados y predecibles que parezcan.


Creo que no fue la primera vez que hablamos, pero si recuerdo que la conversación que más me reveló al "Ramonín" que yo recuerdo, fue en los dias previos a que se constituyese la Comisión Gestora de la Agrupación que él presidió. Eran, como ahora, tiempos complicados para los socialistas, pero Ramón, mantenía un discurso vital acelerado, futurista y confiado.







Escondía como siempre su preocupación en una suerte de "tics" irónicos, casi siempre socarrones y suficientemente inteligentes para sortear lo complejo y relativizar lo personal. Era fácil discrepar con él porque siempre lo es cuando se trata de personas con criterio propio e insobornable, pero era imposible enfadarse con alguien que siempre te regalaba su complicidad como paso previo e indisoluble a la discusión.



Ninguno de los grandes temas pareceían serle ajenos y ninguno escapaba a su inalterable sentido del humor. Esa personalidad y una interpretación del compromiso político profundo y probablemente revisado amplia y constantemente constituyen, quizá y en mi opinión, el legado más actual que nos deja a todos y todas Ramón Quesada.


La última vez que lo vi fue pocos días antes del 22 de mayo. Se acercó al Grupo Socialista esencialmente a "darnos ánimos", bromeó sobre si mismo y de nuevo traspasó la formalidad del "corrillo", con esa mirada ladeada protegida por las gafas y vinculada a una actitud vital que le incapacitaba al mismo tiempo para dejarse apesadumbrar por nada y por dejar de ocuparse de todo. Así era mi compañero Ramón Quesada y así le recordaré.




Hasta siempre, compañero.




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