miércoles, 4 de junio de 2008

Cuidado con las jubilaciones


Dice el Alcalde de Oviedo que se jubila. En realidad no se jubila, sólo endosa su sueldo al Sistema Público de Pensiones. Dice que ahorrarán las arcas municipales hasta 80.000 euros al año en eso, pero aún siendo cierto ya se habrían gastado entre boinas y entradas gratuitas al partido del domingo. Osea que todo cambia y nada cambia.


Dicen los dirigentes del Oviedo que después del desastre de la promoción, hay que jubilar muchas cosas, enterrar todo un proyecto. Volvemos a empezar de cero, pero el cero nunca garantiza el éxito, sólo garantiza otro comienzo.


Entre falsas jubilaciones y jubilaciones continuas tiene que alzarse un criterio, un mínimo sentido común. Soy de los que pienso que el oviedismo tiene derecho a "rasgarse las vestiduras" a expresar su dolor, a sentir impaciencia. Ese derecho lo tienen los aficionados, lo tienen los periodistas, lo tiene la ciudad. Sólo hay unos pocos que no lo tienen: quienes tienen que tomar las decisiones. Para tomar decisiones es necesario un par de cabezas frías que huyan de la histeria colectiva, que valoren y analicen.


También soy de los que pienso que un Alcalde que lleva 17 años gobernando no merece jubilarse. En realidad la ciudad merece jubilarlo, cuando lo considere conveniente. Somos muy libres de creer que Oviedo necesita un cambio, somos capaces de lograrlo, pero es nuestra decisión- como la ha sido mantener a un Alcalde 17 años- y si eso no se da, de verdad, estaremos haciéndonos trampas al solitario.


Así que no tengo motivos hoy para hablar desde el optimismo. Veo las jubilaciones con el excepticismo de quien nunca se ha jubilado por edad, pero a quien le han vendido demasiado jubilación anticipada. La palabra siempre es nuestra, pero no todas las decisiones lo son. A nosostros nos corresponde la decisión democrática. A otros, la gestión de unas acciones.

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