Cuando al final del día, uno fuma un cigarrillo -con perdón- asomado a la ventana de su casa, me llamaba la atención el paso de esos camiones que con colores llamativos llenan y a veces paralizan las calles de nuestra ciudad repartiendo cubos para que podamos reciclar con acierto nuestras basuras urbanas. En mi calle, al menos, siempre me sorprendía el curioso mestizaje de una empresa en la que por sistema el conductor era blanco y quienes corrían de un lado a otro subiéndose y bajándose en marcha, eran inmigrantes de raza negra, que parecían jugarse la vida por la justa causa de que yo tuviera uno de esos cubos de diseño Oviedo a la altura de mi portal.
Lo que yo no podía imaginar - y creo que casi nadie- era todo el drama que se escondía detrás de una actividad económica singular de esta ciudad pero aparentemente legal. Lo que estos días hemos podido leer en los medios de comunicación, parece sacado de otro mundo, de otro país o ciudad. Gentes que recorren miles de kilómetros huyendo del hambre y de guerras y después de aguantar condiciones de esclavitud literal para obtener unos euros que apenas les dan para el alquiler, pueden encontrar la muerte sin nadie que les reclame ni sepa su nombre. No les hemos robado la dignidad, les hemos robado incluso la identidad.
No quiero hacer demagogia con estos temas, sólo preguntarme a mí mismo y a vosotros, cual es el límite soportable de ética que hoy somos capaces de aguantar en Occidente. Es evidente que para que todo esto pueda ocurrir, es necesario que exista uno o más personajes sin escrúpulos que aunque lo intenten no pueden llamarse a sí mismos empresarios. Pero mi pregunta es ¿ quién los ha criado?, ¿ de dónde salen estos tipos? ¿ son vecinos nuestros?.
Así que, Señora Concejala de Servicios Sociales no me venga usted ahora con otra discusión de competencias. Lo cierto es que la actividad económica que amparaba todo esto está relacionada con un servicio público municipal: el de recogida de basura y lo dramático es que este drama humano multiplicado por mil, ocurría aquí en la ciudad con más escobas de oro del mundo, en una sociedad civilizada y ante nuestros mísmisimos ojos.
3 comentarios:
No deja de ser curioso que cuando los americanos parecen evolucionar eligiendo un presidente negro, en Oviedo nos aprovechemos de los negros para que algunos se erijan de reyezuelos blancos.
Estos necios al mas puro estilo sureño, que aprovechándose de la necesidad humana realizan sodomización laboral, estos nunca representarán a nada, ni a madie. Efectivamente, ni son empresarios, ni pertenecen a ninguna sociedad.
La verdadera pena es que encuentren acomodo en nuestra ciudad, con la aquiescencia de quienes se guisan y comen todo.
Afortunadamente no todos somos iguales; que va....ni parecidos. Me imaginas a mí con media melena rubia y lengua afilada, o con 60 kilos mas y sentado en la presidencia de un pleno, o con seudónimo de planta....que va....lo dicho ni parecidos.
Un saludo
Todo esto nace del desinterés de casi todos, la complicidad de muchos y el beneficio de unos pocos. La inmensa mayoría no se preocupa (preocupamos, que estoy muy lejos de ser Teresa de Calcuta) más que de sí mismo, felicitándose de que quien reparta los cubos no tenga que ser él. Y si esto sólo pasara con la recogida de basura...
Hemos cerrado todos los ojos a esa realidad, Mánuel... Unos más que otros, está claro.... Yo fui de los que pusieron el grito en el cielo cuando vi en mi buzón publicidad de una empresa llamada Cubo no sé qué, y en mi calle teníamos contenedores, no cubos.... Un mes después , como por ensalmo, vinieron, se llevaron los contenedores, y nos dijeron que había que volver a los años ha abandonados cubos... Quizás mi memoria me engaña, o quizás ya era conocido públicamente lo del cambio al sistema de cubos.... A mí me olió fatal, y no es porque fuera basura... Es porque , acostumbrado como ya estaba uno a esas alturas, a que, pese al título de este blog, a mí ya no me sorprendía en Oviedo casi nada, no pude evitar sospechar que alguien hubiese filtrado a alguien que se iba a ir al sistema de cubos para que pudiera constituir una sociedad, repartir publicidad, etc... y colocarse en posición dominante en el mercado de empresas de recogida de cubos....
Y uno ya sospechaba que las condiciones salariales y laborales no debían de ser excesivamente buenas, ahora bien, la verdad es que tampoco pensaba que pudieran ser como hemos descubierto ahora.
Pero no.... No le preocupaba al equipo de gobierno municipal, que es a quien en primera instancia y más que a nadie le tenía que importar, eso por delante de todo. Pero no nos importó lo bastante a los ciudadanos hasta que ocurrió una tragedia.... Y cuando pase la tormenta, vete a saber si la olvidamos , y, felices porque escampa, se nos vuelve a olvidar que podría haber seres humanos a los que les quitan hasta el nombre para poder ganar una miseria con la que compartir casa con 14 compatriotas y malcomer para poder mandar algo de dinero a la familia, que, aunque nos cueste creerlo, en su lugar de origen están aún peor....
La única forma de que nos preocupe de verdad es que la situación económica se llegue a poner tan cruda que los españolitos blancos, con nuestra inmaculada ropa que no toca más basura que la de nuestra propia casa, tengamos que competir con los inmigrantes indocumentados para que nos contraten para jugarnos la vida repartiendo cubos de basura desde un camión en marcha en actitudes acrobáticas.... Cuando fuera nuestra propia cabeza la que corriera el riesgo de finalizar golpeando contra el asfalto por 360 euros al mes y quitándote 50 por cada trivialidad que no le siente bien al jefe, nos preocupará, no lo dudes.
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