viernes, 7 de marzo de 2008

Buenas noches. Buena suerte


Aunque es legalmente posible no os voy a pedir el voto. Es bastante evidente lo que voy a votar y también quien espero que gane las elecciones, pero sí os voy a pedir por favor, que no desdeñeis nunca la importancia y el poder de vuestro voto.


Recuerdo que cuando comencé a comprometerme con causas sociales y políticas tenía referencias muy claras y estables y una de las cosas que mayor placer me proporcionaba era escuchar las muchas y densas historias que nos contaban a los jóvenes, nuestros mayores. Había, en aquel tiempo, como dos generaciones superpuestas; la de aquellos que aún recordaban la guerra y la posguerra y la generación de vencedores que comenzó a dibujar una idea de país democrático allá por mayo del 68. Siempre tuve una relación especial con los primeros y una relación casi dialéctica con los segundos, pero a ambos les unió el sueño de vivir en un país que decide por sí mismo lo que quiere y a dónde va.


Hoy apenas si se oyen los ruidos de sables y son muy escasas las proclamas de un pasado autoritario, pero queda una cultura de desecho, una especie de desdeño por la cosa pública, que independientemente de decepciones o picos generacionales, sigue recordándome a aquellos carteles que se colgaban en los bares en la época de Franco: "Prohibido blasfemar y hablar de política". Creo que es muy sano hablar de política y creo que es un derecho que seguimos ejerciendo demasiado poco e incluso a veces con demasiado miedo.


Ya sé, ya me conozco ese discurso de " los políticos me ha decepcionado" o el consabido " son todos iguales", si lo pensáis bien, lo extraño es que fuera de otra forma. Cada uno de nosotros, lo reconozcamos o no, tenemos una idea de como deberían funcionar las cosas y es casi imposible que nadie pueda sumar con coherencia cuarenta millones de ideas. Aún así, siempre nos quedará el derecho de crear nuestra propia opción política o expresar nuestra opinión. Un derecho que no tuvieron nuestros abuelos, ni la inmensa mayoría de personas que vivieron en este país a lo largo de muchos siglos.


Las campañas sirven para saber que no todos son iguales. Desde la reivindicación de la alegría hasta la metáfora de la niña hay todo un grupo de "items", que identifican o distancian y que nos invitan a leer los programas.


Esta mañana me encontré con una página en la red que contiene una reivindicación muy curiosa. Una chica que se quita una prenda por cada decepción electoral que lleve en esta campaña. Incluso eso, no se podría hacer si no hubiera democracia, pero me parece una buena idea. Lleva tus preferencias y tus decepciones contigo, denúdate y vota. Esa es mi propuesta

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